Las palabras tienen demasiado poder, y en muchas ocasiones son utilizadas como un arma. ¿Cuántas personas nos han dicho palabras de odio y llenas de enojo, palabras que duelen más que una apuñalada, a veces solo por sentimientos de envidia? Creemos que ese tipo de ataque es insignificante porque no deja una herida visible, pero nunca sabemos cuánto podemos afectar a alguien con palabras impensadas. Cuidemos lo que decimos, cuidemos los corazones ajenos, no hagamos lo que no queremos que nos hagan, apoyémonos entre todos para crecer juntos.
Tiphanie Zúñiga Rivera