Mala noticia, buena noticia, mal recuerdo, buen recuerdo, fracaso, éxito, tristeza, felicidad, llanto, risas, ese es el efecto del café. La taza de café se convierte de pronto en un espacio para aventar la máscara que nos cubre del verdadero yo. Esa máscara que no nos deja mostrar nuestras vulnerabilidades y nuestras verdaderas pasiones, pero que se destruye por la compañía causada por un plan de café con leche. Ese plan que reúne a viejos conocidos o a nuevos conocidos. Ese plan de café que desborda amor y memorias, ese plan de horas y horas de conversación, ese plan de ser yo. Ese es el efecto del café.
Tiphanie Zúñiga Rivera