El tumulto y el estruendo, gran cantidad de olores, sabores y texturas, los artesanos y los agricultores con sus rostros nacionales o extranjeros. Así me gusta describir una feria, y vaya que he pisado muchas. Pero llegar a una feria con la intención de presentar y vender lo que hago, no es tan sencillo como talvez algunos piensen. Las horas y horas de pie o sentado, repetir el mismo discurso una y otra vez tratando de ser más escuchado que el de al lado, y a veces no recibir lo que espero, es agotador. Pero sigo pisando ferias ¿Por qué? Porque he aprendido que una feria no trata solo de vender más que el que está a mi derecha, sino, observar lo que más les gusta a las personas, para así poder mejorar y crecer, y eso vale más.
Tiphanie Zúñiga Rivera