Solemos definir el extrañar como algo negativo. Pensamos en un recuerdo con tristeza, porque ya no estamos ahí y ya no somos quienes estábamos sintiendo la felicidad de ese momento. El recuerdo se convierte en una imagen lejana, a veces borrosa por el tiempo que ha pasado, pero el sentimiento parece quedarse hasta la eternidad, y eso termina siendo lo que extrañamos. Extrañamos, tal vez, porque nos da miedo no volver a sentir la misma alegría, la misma paz. Pero a mí ya no me da miedo extrañar. He convertido el extrañar de los recuerdos en una fuente de experiencias llenas de amor y felicidad, que ahora solo me impulsan a querer vivir cada vez más. El pasado no me consume más, ya no me lamento por el final de los buenos días, y ahora solo pienso en todo lo bueno que me espera por vivir.
Tiphanie Zúñiga Rivera